Reacción del Movilh a los dichos del joven Alexander Núñez, más conocido como «Arenito”.
Ante el testimonio dado anoche en el programa Primer Plano de Chilevisión por el joven Alexander Núñez, más conocido como “Arenito”, y en particular a raíz del debate generado por sus dichos, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) considera oportuno señalar que:
1.- La “orientación sexual”; sea lésbica, gay, bisexual o heterosexual; no es una elección, ni una decisión, es una realidad natural. Ni la cultura, ni un decreto, ni una ley, ni una religión podrán jamás modificar una «orientación sexual».
2.- La “conducta sexual”; sea lésbica, gay, bisexual o heterosexual; puede ser la misma o una diferente a la “orientación sexual”. Esto significa que una persona homosexual puede tener “conductas heterosexuales”, incluso casándose con alguien de distinto sexo y no experimentando nunca, u ocasionalmente, su “orientación sexual” natural. Lo mismo puede ocurrir con personas heterosexuales, cuando viven siempre u ocasionalmente “conductas homosexuales”, pero sin variar jamás su “orientación sexual”.
3.- Cuando la “conducta sexual” de una persona es diferente a su “orientación” sexual”; es decir cuando sus prácticas sexuales son distintas a su propia naturaleza; muchas razones pueden explicar ello, como la curiosidad, el deseo por experimentar, la discriminación o la presión social, cultural o religiosa.
Con todo, lo importante es que cualquier persona tenga la posibilidad de experimentar en forma libre, autónoma e igualitaria la orientación sexual o la conducta sexual que más se ajuste a sus deseos y felicidad.
4.- Toda influencia o intento por modificar la “orientación sexual” de las personas constituye un abuso, una violación a los derechos humanos, que merece el máximo repudio social y estatal, en cuanto sólo genera efectos nocivos, asimilables en el corto o largo plazo a la tortura.
Así lo ha advertido la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en especial en el texto “Curas para una enfermedad que no existen” (2012), donde llama a erradicar cualquier práctica (médica, ideológica, religiosa, etc) que pretenda modificar la “orientación sexual”. Lo mismo señaló en 2016 el Ministerio de Salud de Chile, mientras que la Asociación Mundial de Psiquiatría lo enfatizó, tras indicarlo en varias ocasiones previamente.
5.- Todos los estudios exclusivamente científicos han concluido que cualquier intento por modificar la «orientación sexual» de las personas está destinado al fracaso. Sin embargo, el sólo intento, afecta gravemente la estabilidad emocional, en el corto, mediano o largo plazo.
6.- Desconocemos cual fue la “orientación sexual” pasada o presente del joven Alexander Núñez. Sólo se sabe lo por él indicado. Que antes tenía prácticas homosexuales y que hoy, tras acudir a la iglesia evangélica, sus “conductas” son heterosexuales. Es desconocido, por tanto, si su “conducta sexual” está en armonía con su “orientación sexual”, lo cual en todo caso es parte de su vida privada. Él puede vivir su sexualidad como más le acomode y haga feliz. Al final, de eso se trata, de ser feliz.
7.- Con todo, el respeto a la vida privada del joven en ningún caso significa aceptar sus declaraciones abiertamente homofóbicas emitidas ayer.
En concreto, Núñez señaló que la homosexualidad “es un desorden emocional”, que “no está bien” la relación entre personas del mismo sexo y que “naturalmente el hombre sólo está diseñado para la mujer”.
Estos dichos, que carecen de todo fundamento racional, violentan la dignidad de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI), en especial la de niños y jóvenes que están descubriendo o asumiendo su orientación sexual. En un país donde la homofobia y la transfobia matan, sus declaraciones homofóbicas son peligrosas e intolerables.
8.- Rechazamos de igual manera, toda distorsión o confusión que pueda generarse en la ciudadanía respecto a que la «orientación sexual» es una elección o una decisión, primero porque ello es falso e imposible y segundo porque todo intento para que así sea constituye una violación a los derechos humanos.
9.- Repudiamos con especial fuerza los nefastos intentos de algunas iglesias y religiones por aprovechar la vulnerabilidad, problemas o tristezas de las personas para intentar modificar aspectos de su naturaleza humana, lo cual sigue ocurriendo a diario en Chile, dañando severamente la calidad de vida. Estas prácticas deben ser denunciadas y erradicadas por sus efectos y porque así lo exigen organismos como la OPS.
10.- En diversos países del mundo, algunas iglesias se acercan de manera periódica a personas gay, lesbianas o bisexuales para decirles que su orientación sexual es un problema y para mostrarles el camino de un cambio. En este intento, han surgido voces en medios masivos que se definen como “ex homosexuales”. Ahora, como vemos, ha sido el turno de Chile, lo cual era por cierto algo esperable por el Movimiento LGBTI, aún cuando jamás deseable.
Frente a ello, recalcamos que este tipo de testimonios en otros países sólo han provocado confusión y que todas las personas involucradas, con el correr de los años, han debido salir por segunda vez del armario, pidiendo disculpas por todo eventual daño causado a terceros. Ese momento es esperable y, por cierto, también deseable por el Movimiento LGBTI.
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