Carta abierta para la Subsecretaria Lorena Recabarren
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Antes de asumir su cargo, Recabarren apoyaba el impulso del matrimonio igualitario. Ahora pone obstáculos para su avance. Esta es la respuesta del Movilh:
La primera vez que supimos de usted fue por sus declaraciones favorables el impulso del matrimonio igualitario y por enfatizar que esta legislación es un tema de derechos humanos. Y los derechos humanos, como se sabe, son universales, por lo que deben respetarse en todo momento y en todo lugar. No hay espacio para que se relativicen.
“Permitir que la institución del matrimonio esté disponible para todos, dice mucho acerca de la sociedad que somos y en la que queremos vivir. Una en que no haya ciudadanos de primera y de segunda clase”, dijo usted el 6 de julio del 2016 (El Libero).
Un año más tarde añadió que “desde Evópoli podemos impulsar que el tema se debata, nos gustaría». (Que Pasa 22 de septiembre, 2017)
Una vez que asumió como Subsecretaria de Derechos Humanos desde diversos frentes nos indicaron que usted sería una aliada fundamental para contribuir al avance del matrimonio igualitario, aún cuando no era un tema del programa de Gobierno y pese a que en, diversas ocasiones, el Presidente Piñera ha señalado que el “matrimonio es y debe ser entre un hombre y una mujer”.
No dudamos en que sería una aliada a los derechos humanos LGBTI por distintas razones. A sus declaraciones previas, se añadía una trayectoria de importantes referentes de la Derecha que se venían manifestando a favor del matrimonio igualitario, antes, durante y después de asumir un cargo público. Hay varios ministros/as subsecretarias/as que bajo la primera y la actual administración del Presidente Piñera se han pronunciado a favor. Y lo siguen haciendo.
Se trata de importante aliados de los derechos LGBTI, aliados conscientes de que el Presidente Piñera no censura, ni sanciona opiniones distintas en esta temática, aún cuando sean contrarias a sus actuales creencias. Aliados de Derecha, ministro/as, subsecretarios/as y parlamentarios/as que han contribuido al debate sobre la igualdad y a correr la cerca a favor de los derechos humanos LGBTI. Autoridades que son muy leales al Gobierno y a su Presidente y que, al mismo tiempo, nunca han abandonando aquellos principios que los impulsan a seguir sensibilizando en la universalidad de los derechos humanos y a generar alianzas y complicidades con los movimientos sociales que aspiran a ese fin. Aliados que saben el margen de maniobra con que cuentan y lo usan con astucia a favor de la igualdad.
En el lado opuesto, se han ubicado otras autoridades de Derecha que antes, durante y después de asumir cargos públicos, se mantienen firmes en su rechazo al matrimonio igualitario y a otros derechos LGBTI.
Pues bien, su postura es inusual y extraña al interior de la Derecha. Y quizás única. Usted pasó de apoyar públicamente el matrimonio igualitario, a generar estrategias y barreras para impedir su avance. Ha desconocido públicamente los compromisos explícitos y literales asumidos por el Estado en el sistema interamericano de derechos humanos para impulsar el matrimonio igualitario. Y deslinda responsabilidades a otro Poder, el Legislativo, como si no fuese el Ejecutivo parte del Estado, así como la entidad que nos representa en el sistema internacional de derechos humanos.
Ha llegado más lejos, justamente hoy en La Tercera, al evadir o desconocer que la negación del matrimonio igualitario sí constituye discriminación y una vulneración a los derechos humanos de las personas en razón de su orientación sexual o identidad de género. Un aspecto que la Corte Interamericana de Derechos Humanos considera una violación a la Convención Americana de Derechos Humanos, la misma que, dada la investidura de su cargo, usted debiese salir a proteger y defender en todo contexto.
No hubo interés de su parte para establecer alianzas o complicidades para el avance de nuestros derechos humanos, a diferencia de lo ocurrido con otras autoridades de Derecha que, sin perder la lealtad hacia el Gobierno, mueven sus piezas a favor de la igualdad. Tampoco usted tuvo confianza en el movimiento LGBTI, ni en su capacidad de entender que pasito a paso, en contexto y en conjunto podemos ir impidiendo que los derechos humanos se relativicen, un aspecto que sí tienen internalizado todas las otras autoridades de Derecha favorables al matrimonio igualitario.
En el ejercicio de su cargo, usted se ha transformado en un obstáculo para nuestros derechos humanos. Y también en un activa militante anti-derechos LGBTI toda vez que no trepida en salir a justificar públicamente que el matrimonio igualitario no merece o no debe impulsarse, dando así masividad a discursos contrarios a nuestros derechos.
Así fue como usted cambió de «principios» como quien cambia de zapatos y ajustó su visión sobre los derechos humanos a aspiraciones desconocidas hasta ahora, pero que seguro en nada se relacionan con las responsabilidades de un cargo público, ni tampoco con la misión, al menos discursiva, de su propio partido. Ni menos con la misión de una Subsecretaría de Derechos Humanos.
Durante mucho tiempo, Jacqueline Van Rysselberghe presidió la Comisión de Derechos Humanos del Senado, pese que el cargo es, por esencia, una antípoda de sus principios. Ahora sucede algo parecido: el cargo de Subsecretaria de Derechos Humanos que ostenta es contrario a las políticas y estrategias que usted está emprendiendo. Sin embargo, Van Rysselberghe tiene un punto a favor: ella no disfrazó su visión sobre los derechos humanos LGBTI, la cual es inalterable en el espacio público y privado. En ese caso, uno sabe con quién habla y esa es la base para el diálogo de todo tipo, incluido con opositores.
Quizás alguna vez usted llegue al Parlamento y vote a favor del matrimonio igualitario. El punto será que nadie comprenderá porque lo hace, ni nadie sabrá si su postura es genuina. Más aún, no sería raro verla en un futuro más lejano movilizándose desde algún cargo público para que se derogue la ley de matrimonio igualitario que contó con su propio voto favorable.
Usted pasará a la historia como la Subsecretaria de Derechos Humanos que afectó el avance de la igualdad para las personas LGBTI y para las familias homoparentales. Lamentable realidad, triste decepción, nocivo impacto en los derechos humanos.
Movilh.