Declaración pública del Movilh sobre “humor gay” en el Festival de Viña del Mar

Tras las rutinas de Oscar Gangas y Mauricio Flores en el Festival de Viña del Mar, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) considera necesario señalar que:

 

1.- Lamentamos y repudiamos que la producción del Festival de Viña del Mar junto a los humoristas no hubiesen ideado fórmulas para que los chistes sobre homosexualidad fueran efectivamente rutinas que lejos de reírse “de” los gays, garantizaran reírse “con” los gays y con toda la población.

2.- Nuestra organización ha recibido en los últimos días decenas de correos electrónicos y llamadas telefónicas de personas homosexuales y de madres de gays que han expresado su malestar por las rutinas, toda vez que se han sentido ofendidos/as y dañados/as en su dignidad.

Relatos de madres que han cambiado de canal porque no soportaron ver una rutina que interpretaron como dañina para sus hijos o de gays que sintieron vergüenza frente a las personas o amigos/as junto a los cuales vieron el Festival, fueron los más repetidos.

El relato más crudo fue el de un joven de 16 años quien vio como su padre, a quien identifica como homofóbico, se reía sin miramientos con las rutinas, lo cual le provocó profunda tristeza, pues  su propio progenitor  se ha negado a aceptarlo sólo por ser distinto.

3.- Nuestra organización en escasas oportunidades se ha pronunciado sobre el humor con relatos homosexuales que abundan en  la televisión o en otros espacios, pues muchos de ellos no resultan ofensivos. Saben jugar con la ironía, donde el chiste se burla más bien de la discriminación o de la homofobia, pero no sobre personas en razón en su orientación sexual. Ello no ha ocurrido con las rutinas del Festival de Viña del Mar.

4.- Es efectivo que para algunas personas homosexuales las rutinas vistas en el Festival de Viña del Mar no son ofensivas, pero para otro gran porcentaje sí lo fueron y mientras así sea, nuestra organización tiene el deber de salir en su defensa y representación.

Un porcentaje que se ha sentido discriminado y dañado porque los chistes ridiculizan la orientación sexual diversa y se concentran en un único aspecto, el sexual, mostrando a quienes son gays como personas hipersexualizadas, donde lo único relevante es vincularse eróticamente con otros del mismo sexo, reduciéndose así la integralidad del ser humano.

5.- Mauricio Flores ha pedido disculpas a la población homosexual. Gangas ha explicado que, a su juicio, su rutina era incluso a favor de las personas gays. Estas explicaciones demuestran por sí solas que ellos saben que se desenvolvieron en una línea delicada, donde personas pudieron sentirse ofendidas, lo que efectivamente ocurrió y ello resulta lamentable.

En tanto la producción del Festival de Viña en ningún momento, como señalaron los mismos humoristas, puso reparos a las rutinas, de manera que en conjunto se acordaran fórmulas donde sobre el escenario, y no bajo él, se contextualizaran los chistes de manera que las personas que se sintieron dañadas vieran una mínima preocupación sobre su dignidad. Ello no habría quitado más de cinco segundos.

Por el contrario, la producción del Festival si intentó censurar, de acuerdo a Calle 13, el baile de mujeres vestidas  de monjas, por ser  un “show familiar y televisado”, reparo no expresado a la hora de referirse con groserías a la población homosexual. Esta diferencia de trato demuestra por sí sola, que la producción del Festival si se «preocupó» por un grupo de personas, pero de otras, unas de las más vulnerables en Chile, no, lo que es repudiable.

6.- Reírse «de» los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales (LGBT), y no “con” ellos/as es doblemente delicado y grave en un país donde este sector social carece, a diferencia de cualquier otro, de igualdad incluso legal.

Hay leyes especiales  y discriminatorias para gays, las parejas homosexuales siguen siendo detenidas por las fuerzas policiales por expresar su afecto en público, LGBT son despedidos de sus trabajos y padecen bullying en las aulas sólo por ser distintos y en casos dramáticos son expulsados a temprana edad de sus familias o incluso son asesinados. Ese es el contexto chileno, donde el Estado no está dispuesto aún a otorgar igualdad a todas las personas, y parte de su sociedad, conociendo ello, no tiene reparos en reírse “de” quienes tienen una orientación sexual distinta.

7.- Con todo, una de las situaciones que más repudiamos es la nula consideración por aquellos niños, niñas y adolescentes que van descubriendo su homosexualidad a temprana edad, al igual como otros van conociendo su heterosexualidad.

Estos niños y jóvenes crecen en un ambiente hostil, que parte con el rechazo familiar y carecen, producto en muchas ocasiones de  variadas censuras, de referentes dignos sobre su propia identidad.

Por el contrario van conociendo, a medida que crecen, que en este país son distintos, que no tienen igualdad de derechos, lo que afecta desde la niñez su autoestima. El quererse y comprenderse uno mismo se ve entonces dañado, mientras que a la par  los afecttados aprecian como ciertos chistes y rutinas se difunden masivamente, conviertiéndolos en víctimas de las burlas.  Los escolares de enseñanza básica y media identificados como homosexuales y que son llamados por pares como “Tony Esbelt”, constituyen un efecto de esta realidad.

La falta de solidaridad y empatía de una parte de la sociedad que no se siente ofendida con el humor que a otros/as sí daña, en una realidad que debe superarse, por el bien de todas y todos.

8.- Estamos convencidos que todos los sectores discriminados en este país, incluidas las minorías sexuales, tienen la capacidad de reírse de ellos mismos y más de un chiste sobre la orientación sexual ha causado risas. Sin embargo, todo tiene contexto y lo sucedido en el Festival de Viña no garantizó un clima básico de respeto donde insistimos, las rutinas apelaran a ello. Por el contrario, lejos «de» reírse de sí mismos, hubo risas «por» el otro, en un trato des-igualitario y cargado de nocivo conservadurismo, como quedó expresó en los reparos puestos a Calle 13.

9.- Por todo lo expuesto, solicitaremos una reunión con la producción del Festival y con Chilevisión, para evitar que en el futuro los chistes sobre determinados sectores sociales no se conviertan en ofensas.

10.- En este punto final, no podemos sino valorar las aclaraciones y opiniones sobre estas materias vertidas por el periodista Italo Pasalacqua y por el conductor Rodrigo Guendelman, quienes han sabido poner el acento en la dignidad de las personas. Porque ellos saben, y estamos convencidos que gran parte de los chilenos y chilenas saben, que es posible reírse de todo, incluido de uno mismo, sin dañar la dignidad y teniendo consideración por los variados contextos sociales y culturales donde se desenvuelven las personas o sectores a los cuales se hace referencia en las rutinas de humor.

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