El Vaticano también se lanzó contra los niños nacidos por gestación subrogada, calificándolos de un “mero objeto”. El nuevo odioso texto “dedicó apenas 5 líneas para oponerse a los abusos sexuales y 66 para rechazar los derechos de personas trans y de las familias diversas. Esta es la funesta cara de Vaticano”, replicó el Movilh.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) rechazó hoy la nueva declaración del Vaticano, denominada Dignidad Infinita, calificándola como una “nueva arremetida de odio de la alta jerarquía de la Iglesia Católica contra los derechos humanos LGBTIQ+, en especial contra las familias diversas las personas trans”.
“El Vaticano nuevamente ha mostrado su total falta de compasión con paradojas insultantes. Lanza una declaración sobre lo que denomina “infinita dignidad humana”, al mismo tiempo que denigra la dignidad de las personas en razón de su identidad de género o composición familiar. No es tan infinita la dignidad que pregona el Vaticano, todo lo contrario, es reduccionista y al antojo de su prejuicios y fundamentalismos”, dijo el Movilh.
“Como si fuera poco con este documento el Vaticano además pretende conmemorar el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando de lo que menos entiende la alta jerarquía de la Iglesia Católica es sobre la universalidad de los derechos humanos”, añadió el Movilh
“El Vaticano, con el Papa Francisco a la cabeza, tiene la osadía y el descaro de apenas pronunciarse en su texto contra los abusos sexuales contra niños, niñas o adolescentes; delito del cual buena parte de sus curas son responsables en todo el mundo; y de dedicar extensos párrafos contra los derechos LGBTIQ+. La declaración apenas dedica 5 líneas al abuso sexual y 47 contra las personas trans y las familiad diversas. Son esas las prioridades del Vaticano, ocultar bajo la alfombra sus abusos sexuales y seguir atacando a las diversidad social en un texto que llama nada más, ni nada menos, como infinita dignidad humana”, dijo el Movilh
El Movimiento LGBTIQ+ consideró, finalmente, “que la hipocresía y doble estándar del Vaticano en tan alarmante, que al mismo tiempo que se pronuncia contra torturas o encarcelamientos en razón de la orientación sexual, se opone a los derechos conquistados en las últimas décadas, calificándolos de una mera teoría o ideología de género peligrosa para la sociedad y la familia. Del mismo modo reduce la gestación subrogada a abusos, desconociendo la diversidad de realidades que la explican o engloban , y dando un negativo mensaje a niños, niños nacidos de tal proceso, pues los estigmatiza como surgidos de medidas que atentan contra la dignidad humana. Violenta así el Vaticano la dignidad y el autoestima de niños y niñas nacidos de gestación subrogada, dejándolo como presa fácil de los insultos o el bullying, lo cual es intolerable.
Los odiosos contenidos del texto
La declaración Dignidad Infinita del Dicasterio para Doctrina de la Fe fue presentada ayer en el Vaticano.
El punto 16, titulado “cambio de sexo”, señala que “hay que recordar que el cuerpo humano participa de la dignidad de la persona, ya que está dotado de significados personales, especialmente en su condición sexual. Es en el cuerpo, de hecho, donde cada persona se reconoce generada por los demás, y es a través de su cuerpo que el varón y la mujer pueden establecer una relación de amor capaz de generar a otras personas (..) Toda operación de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción”.
Luego, el Vaticano se pronunció sobre lo que denomina “teoría del género”, la cual vincula con los derechos humanos de las personas LGBTIQ+.
Parte señalando que “hay denunciar como contrario a la dignidad humana que en algunos lugares se encarcele, torture e incluso prive del bien de la vida, a no pocas personas, únicamente por su orientación sexual”. Sin embargo, añade que “los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos”
La teoría del género, añade, “pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual. Esta diferencia constitutiva no sólo es la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa: logra, en la pareja varón-mujer, la reciprocidad más admirable y es, por tanto, la fuente de ese milagro que nunca deja de asombrarnos que es la llegada de nuevos seres humanos al mundo”
La teoría del género, insiste el Vaticano “presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia». Por tanto, resulta inaceptable que «algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que “el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar”». Por lo tanto, debe rechazarse todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres: «no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar». Sólo cuando cada persona humana puede reconocer y aceptar esta diferencia en reciprocidad es capaz de descubrirse plenamente a sí misma, su dignidad y su identidad”.
Finalmente, la Iglesia se posicionó contra “la práctica de la maternidad subrogada, mediante la cual el niño, inmensamente digno, se convierte en un mero objeto”
“La práctica de la maternidad subrogada viola, ante todo, la dignidad del niño. (…) El niño tiene derecho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al mismo tiempo, la dignidad de quien la da y de quien la recibe. El reconocimiento de la dignidad de la persona humana implica también el reconocimiento de la dignidad de la unión conyugal y de la procreación humana en todas sus dimensiones. En este sentido, el deseo legítimo de tener un hijo no puede convertirse en un “derecho al hijo” que no respete la dignidad del propio hijo como destinatario del don gratuito de la vida”.
“La práctica de la maternidad subrogada viola, al mismo tiempo, la dignidad de la propia mujer que o se ve obligada a ello o decide libremente someterse. Con esta práctica, la mujer se desvincula del hijo que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental de todo ser humano y su derecho a ser reconocido siempre por sí mismo y nunca como instrumento para otra cosa”, finalizó.
Foto D.W
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