Sánchez fundó los principales movimientos LGBTIQ+ de España: la Fundación Triángulo, Cogam y la FELGTBI. El dirigente impulsó el apoyo político y económico para que los movimientos de América Latina lucharan contra la homo/transfobia. En Chile, respaldó activamente al Movilh en su lucha por la igualdad legal y la inclusión educacional.
Fundador del Colectivo LGTBI de Madrid (Cogam), de la Federación Estatal LGBTBI (Felgtbi) y más tarde de la Fundación Triángulo; los principales referentes de la diversidad sexual y de género de España, Sánchez “fue un inspirador para avanzar hacia la plena igualdad social y legal, con una mirada inclusiva y un accionar visionario que traspasó las fronteras. Un líder y un referente que nuestra organización siempre admirará y querrá”, sostuvo el Movilh.
Como presidente de la Fundación Triángulo, Sánchez miró hacia Latinoamérica para que los avances que iba conquistando España también se replicarán por el mundo, abriendo la puerta de la cooperación económica internacional para organizaciones LGBTIQ+ de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay, además de Cabo Verde, en África.
Con el apoyo de la Fundación Triángulo el Movilh creó además los primeros materiales educativos sobre temáticas LGBTI de Chile; “Educando en la Diversidad, Orientación Sexual e Identidad de Género en las Aulas” y “Nicolás Tiene dos papás”, textos que pese a ser rechazados inicialmente por el Estado, terminaron siendo recomendados por el Ministerio de Educación de nuestro país y han sido la base de todas las publicaciones futuras.
De igual manera, el Festival de Cine LGBTIQA+, que este año cumple 15 años y es el más antiguo de Chile, surgió gracias al impulso que dio la Fundación Triángulo, en el contexto de la política de cooperación internacional ideada por Sánchez
«En estos difíciles momentos, compartimos el dolor que hay en España. Enviamos nuestro más cálido abrazo a su marido y compañero de toda una vida, Pedro, y a nuestros/as hermanos/as en Fundación Triángulo, a quienes queremos”, apuntó el Movilh, en cuya sede hace más de una década hay en un lugar destacado una fotografía que recuerda la visita de Sánchez a Chile. ”Mientras el Movilh exista, esa fotografía siempre ocupará un lugar privilegiado en nuestra sede y, por cierto, que diremos con fuerza su nombre en la próxima Marcha del Orgullo”, señaló la organización.
En septiembre pasado la ministra de Igualdad del Gobierno Español, Irene Montero, entregó a Sánchez la “Medalla a la Promoción de los Valores de Igualdad”,
Con la medalla “se reconoció el compromiso (de Sánchez) con la igualdad y los derechos de las personas LGTBI como parte importante de nuestra historia democrática”, dijo en esa ocasión Montero.
Requiem por un activista español
El siguiente obituario es de autoría de Ramón Martínez, de El Salto
«No todos los héroes tienen una epopeya. No todos los buenos hombres consiguen un monumento. Detrás de los grandes nombres hay cientos de historias que merecen ser contadas, un sinfín de aventuras que se pierden sin remedio cuando ya no queda nadie que pueda transmitirlas. Por eso es necesario anotar sin descanso, recoger los legados que conocemos para evitar que el olvido escriba verdades a medias. Por eso me siento hoy para escribir sobre Miguel Ángel Sánchez.
Lo conocí hace ya más de dos décadas, cuando me acerqué por primera vez al movimiento que reivindica la igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales y trans. Frente a mis irritantes veinte años él supo tener paciencia y, durante mucho tiempo, conversamos una y otra vez sobre ideología, sobre estrategia, sobre cuantas cosas se me ocurriera defender. Miguel Ángel me enseñó a pensar como un activista debe hacerlo, a perseguir la igualdad despacio, a contar bien por qué hablamos de lo que hablamos, por qué pedimos lo que pedimos
Años más tarde descubrí quién era realmente aquel hombre delgado y tranquilo con quien pasé conversando tantas tardes en la sede de la Fundación Triángulo. Miguel Ángel había estado entre el grupo de fundadores de Cogam, había fundado la FELGTBI+ y también la Fundación Triángulo. Él, el primer presidente que tuvieron las tres entidades, se había preocupado también de propagar el mensaje de nuestra reivindicación más allá de nuestras fronteras.
Tras tantos años trabajando sin descanso para cambiar la situación de las personas LGTBI en España había impulsado la formación de varias asociaciones en América Latina. Defendió la regulación de las parejas de hecho y fue una de las primeras personas en reivindicar, ya en los años 80, el Matrimonio Igualitario.
Una vez conseguido y afianzado, comprendió muy pronto que la cuidadosa revolución que llevamos a cabo no puede quedarse solo en nuestras calles y trabajó para extenderla a todas partes a través de la cooperación internacional. Entendió también que la cultura es una de las mejores herramientas que podemos utilizar para reivindicar derechos y libertades y fue el responsable de la creación del LesGaiCineMad, el mayor festival cinematográfico LGTBI de nuestro país.
Fue protagonista, sin quererlo, de algunas de las historias más interesantes de nuestra tradición activista, como aquel enfrentamiento con el concejal del Partido Popular Ángel Matanzo, que se empeñó en clausurar de forma irregular el primer Centro Gai de Madrid, coordinado por Cogam. Y todo sin pretender nunca pasar a la historia, intentando pasar desapercibido y cediendo toda la visibilidad a quienes nos sumábamos a sus proyectos.
Sin quererlo, sin intentar que lo recordemos, Miguel Ángel Sánchez ha sido uno de los activistas por la igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales y trans más importantes de nuestro país; seguramente el militante más relevante de nuestro movimiento en la Comunidad de Madrid.
Él tejió los mimbres de nuestras ideas y nuestras organizaciones, sentó las bases de todo lo que luego hicimos el resto. Debemos contar su historia, porque es la historia de la que nacen todas las nuestras. Ahora que empieza el mes de nuestro Orgullo, recordemos que sujetemos una pancarta, cuando icemos una bandera, cuando pongamos en nuestra solapa un pin con el triángulo rosa, junto a las nuestras están las manos de Miguel Ángel. También entre las mías, mientras escribo, noto aún su pulso y sus conversaciones. Que nadie olvide a aquel activista que nunca quiso ningún reconocimiento, porque todo cuanto hacemos tiene su marca indeleble, porque todo cuanto hizo fue para nosotras. Porque cualquier gran historia, cualquier monumento, tiene detrás un hombre tranquilo, un Miguel Ángel Sánchez»
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