Llaman a Iglesia Católica a terminar con homofóbica asociación entre abusos y homosexualidad
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Tras opiniones de los arzobispos de Valparaíso y de Concepción, Santiago Silva y Fernando Chomalí, en forma respectiva. El organismo de la diversidad sexual estimó que “ya es tiempo de que los sacerdotes y monjas homosexuales saquen la voz por la defensa de sus derechos”.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) repudió hoy las recientes declaraciones del arzobispo de Valparaíso, Santiago Silva, y del arzobispo de Concepción, Fernando Chomalí, quienes han asociado “sin fundamentos” a las minorías sexuales con los abusos a menores de edad.
Mientras al entregar el protocolo de convivencia para prevenir abusos sexuales en la Iglesia Silva sostuvo hoy que «no es conveniente que un homosexual sea sacerdote», Chomalí señaló el pasado 24 de abril en la Entrevista del Domingo de TVN que “según las estadísticas, la mayoría de las personas que abusan tienen tendencia homosexual”.
Para el Movilh “estas opiniones constituyen una clara campaña homofóbica de representantes de la de la Alta Jerarquía Católica que busca usar como chivos expiatorios de brutales atropellos contra menores a la orientación sexual diversa. Sin duda, quieren justificar su “basura”, según el calificativo dado por el mismo arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, vinculándola al hecho de ser lesbiana, gay, bisexual o transexual, lo que daña, sin duda, la dignidad de las personas”.
El organismo de la diversidad sexual añadió que “mientras la Iglesia Católica pretende dar un paso adelante en torno a la justicia que merece un sector social, como son los menores de edad, da un paso atrás al dañar al mismo tiempo la dignidad de otros, las minorías sexuales. Esto demuestra que la Iglesia no entiende que los derechos humanos son universales, interrelacionados, interdependientes e indivisibles y que toda señal que apunta a lo contrario no es más que una cortina de humo”.
Junto con instar a la Iglesia Católica “a terminar con esta asociación inhumana entre diversidad sexual y abuso de menores”, el organismo consideró que “es tiempo ya de que los sacerdotes y monjas homosexuales saquen voz y se enfrenten a estas homofóbicas campañas. El testimonio de ellas y ellos, así como de todos aquellos religiosos que promueven sin restricciones el respeto a los derechos humanos, es imprescindible para garantizar la dignidad de todas y todos”.
El
organismo puntualizó que “estamos convencidos de que al interior de la Iglesia Católica hay sacerdotes y monjas que no comparten los atropellos de la Alta Jerarquía contra la población de minorías sexuales, pero la experiencia ha demostrado que esta diferencia no tienen ningún efecto positivo si quienes creen en la igualdad plena no la plantean públicamente o como un reclamo formal ante sus superiores”.
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