¿Qué es el matrimonio igualitario?
La Ley 21.400 sobre matrimonio igualitario extiende a las parejas del mismo sexo todos los derechos y deberes de las uniones legales heterosexuales, incluida la filiación y adopción homoparental.
A fines del 2021 Chile entró en el reducido y selecto grupo de 30 países que permiten el matrimonio igualitario en todo su territorio, cerrando el país un ciclo en la historia de la lucha por la igualdad emprendida por el movimiento LGBTIQA+ de manera ininterrumpida desde 1991.
Al pionero paso dado por el Reino de los Países Bajos en 2001, siguieron Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010), Argentina (2010), Dinamarca (2012), Brasil (2013), Francia (2013), Uruguay (2013), Nueva Zelanda (2013), Luxemburgo (2015), Estados Unidos (2015), Irlanda (2015), Colombia (2016), Finlandia (2017), Malta (2017), Alemania (2017), Australia (2017), Austria (2019), Taiwán (2019), Ecuador (2019), Reino Unido (2020), Costa Rica (2020), Chile (2021) y Suiza (2021). Por su lado México lo permite en 26 de sus 32 Estados.
La Ley sobre matrimonio igualitario fue publicada en el Diario Oficial el 10 de diciembre del 2021 por el presidente Sebastián Piñera y surgió de un Acuerdo de Solución Amistosa (ASA) que el Estado de Chile y el Movilh firmaron en 2016 ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, bajo el gobierno de Michelle Bachelet.
En materia de homoparentalidad, la ley garantiza la no discriminación por orientación sexual e identidad de género, entre otras categorías, para efectos de custodia de hijos o hijas, filiación y adopción, estén o no las parejas unidas en matrimonio y hubiesen tenido o no a sus hijos/as mediante fertilización humana asistida. En tal sentido, se reconoce la maternidad de mujeres trans y la paternidad de hombres trans en los certificados de nacimiento de sus hijos/as.
La ley determina que el orden de los apellidos de los/as hijos/as parejas del mismo sexo lo decidirán los/as progenitores/as y, si no hay acuerdo, el Registro Civil lo someterá a sorteo.
A la par se regulan los bienes de las parejas del mismo sexo, se garantizan las pensiones para viudos/as, los permisos laborales en caso de nacimiento de hijos/as y las asignaciones familiares y se amplía el concepto de hermanos/as, reconociendo tal calidad para quienes lo son por parte de ambos progenitores (doble conjunción) o solo por uno de ellos (simple conjunción). Se eliminaron así conceptos de hermanos maternos y paternos.
De igual manera se reconocen los matrimonios igualitarios contraídos en el extranjero, entre otros derechos.
De los 194 Estados reconocidos por Naciones Unidas apenas el 15,5% cuenta con ley de matrimonio igualitario versus un alarmante 84,5% que sigue negando la plena igualdad de derechos para todas las parejas y familias solo en virtud de prejuicios, ignorancia, fundamentalismos u homofobia.
Más dramático aún: el número de países donde aún se criminalizan las relaciones sexuales entre adultos asciende a 69, más del doble de aquellos donde hay matrimonio igualitario.
¿Cuál es la relevancia del matrimonio igualitario en Chile?
Para comprender la importancia de esta ley, reproducimos en su integridad el discurso que publicó el Movilh el 7 de diciembre del 2021, día de aprobación de la norma:
“En Chile ya es ley el matrimonio igualitario.
Retroalimentación de luchas sociales, avance, transformación socio-cultural política y estatal, perseverancia, solidaridad, indiferencias, resiliencia, sueños, desafíos, historia y alto costo social y humano son los procesos vividos en los últimos 30 años y que bien resumen el camino hacia el desenlace que conocemos hoy, un inolvidable martes 7 de diciembre del 2021.
Con la aprobación del matrimonio igualitario, Chile ha dado un paso histórico y decisivo para el avance y consolidación de los derechos humanos de las parejas del mismo sexo y de las familias homoparentales, todas las cuales, sin distinción, venían siendo discriminadas y vulneradas desde los orígenes de nuestro país.
La definición estatal sobre el matrimonio existente hasta hoy en Chile se derrumbó. La homofobia, la hetero-normatividad y la desigualdad que lo caracterizaba, en desmedro de las personas LGBTIA+ , ha llegado a su fin.
Ya no existirán más privilegios jurídicos para una parejas y familias sobre otras solo en razón de su orientación sexual o identidad de género. Cualquier pareja o familia podrá o no formalizar su relación en igualdad de condiciones que las heterosexuales a través de una institución que por tanto tiempo les fue esquiva.
El abanico de posibilidades que otorgaba el matrimonio solo a un grupo de parejas, hoy se despliega para todas, todos y todes con cada uno de los colores, dejando atrás un pasado gris, de siglos de discriminación y abusos.
Tantas muertes, tanta tristeza, tantas lágrimas y dolor significó llegar a este momento.
Conocemos de 55 víctimas fatales de la homo/lesbo/bi/transfobia en Chile. Y sabemos que son más. Para estas víctimas, y para las cuales cuyo asesinatos de odio fueron silenciados o no denunciados, va este avance, este triunfo de la igualdad, del amor. Un cambio radical a favor de la dignidad humana que también dedicamos a todas aquellas parejas y familias que fueron encarceladas, torturadas, separadas o distanciadas solo por su orientación sexual o identidad de género.
Extendemos especial reconocimiento a las valientes parejas del mismo sexo que confiaron en Movilh para que judicializaremos su demanda para ser reconocidos como familia y matrimonio, permitiéndonos llegar hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hasta concluir con un Acuerdo de Solución Amistosa que derivó en la redacción e ingreso al Congreso Nacional del proyecto de ley que hoy aprobó el Congreso Nacional.
Gracias a cada una de las personas, autoridades e instituciones que empujaron esta lucha, haciendo posible que entre todas y todos y todes consiguiéramos lo que a hasta la década de los 90 era un imposible, un sueño inimaginable, un sueño inexistente.
Somos una organización ya adulta. Con más de 30 años de trayectoria. Nuestros primeros pasos de conformación los dimos cuando la Organización Mundial de la Salud seguía considerando a la homosexualidad como una patología; cuando la homosexualidad era sancionada con la cárcel en Chile; cuando la sociedad en su casi totalidad hacía suyas las creencias religiosas y veía a toda persona LGBTIQA+ como pecadora, inmoral, anti-natura y sucia. En ese contexto, por cierto que el matrimonio igualitario era un sueño inexistente, había que derribar otros extendidos y crudos estigmas antes de llegar al día de hoy.
Nos emociona recordar que cuando por primera vez pensamos en luchar por el matrimonio igualitario, por ahí en 1999, la conclusión del momento fue “hagámoslo, pero seguro no estaremos vivos/as para verlo”.
Recordamos que cuando fuimos al Registro Civil hace una década con parejas del mismo sexo a pedir horas de matrimonio, nos dijeron locos/as, irresponsables y ridículos/s, en circunstancias que esa estrategia terminó siendo la base que cambió el rumbo de la historia jurídica y legislativa de las parejas del mismo sexo en nuestro país.
El matrimonio igualitario; que viene a mejorar la calidad de vida de personas, familias y parejas; es el resultado de todas las luchas por los derechos humanos: la de las mujeres, la de los pueblos originarios, la de las personas con capacidades diversas, la de los jóvenes, la de los adultos mayores, la de los migrantes, la de las personas con VIH, la de los pobres, la de quienes viven con alguna enfermedad y las de todo sector que ha visto vulnerado sus derechos por los prejuicios, la ignorancia, los estigmas y la desigualdad estructural que, en tantos ámbitos; aún pesa en Chile.
Toda lucha por la igualdad y la no discriminación, sabiéndolo o no; queriéndolo o no; se retroalimenta con otras y va cambiando las sensibilidades y los conocimientos de la ciudadanía, volviéndonos más justos/as, nobles, empáticos/as y comprensivos/as.
Toda lucha por los derechos humanos, cualquiera sea ésta, sienta las bases para mejores condiciones de vida y permite más conquistas.
Gracias a todas las luchas; individuales, grupales o institucionales; hoy dimos un nuevo paso que confiamos sea un impulso y una esperanza para las diversidades de otros países, en particular para aquellos donde ser LGBTIQ+ sigue siendo un delito y/o significa la pena de muerte. No los olvidamos. Nunca. Estamos con ustedes y con cada una de las personas que aún en nuestra propia tierra siguen sufriendo debido a los nocivos efectos de la homo/lesbo/bi/transfobia
Movilh«.