Finalizadas las elecciones municipales, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) informó que “no recibimos ninguna denuncia por discriminación a personas transexuales, a diferencia de lo ocurrido en períodos electorales pasados, cuando a incluso se habían reportado agresiones físicas”.
La activista transexual del Movilh, Paula Dinamarca, sostuvo que “esta es una buena noticia y la festejamos. Sin duda el estreno de las mesas mixtas en estas elecciones contribuyó, de alguna manera, a prevenir y mermar en las filas la discriminación y las burlas hacia quienes tenemos una identidad de género distinta a la mayoritaria. Las mesas mixtas rompen con el machismo y el sexismo y la transfobia”.
Añadió que “personalmente me sentí mucho mejor que en otras elecciones al momento de votar. Estar en la fila de una mesa donde no importa el sexo de las personas, es un gran aporte a la diversidad”.
En tanto la activista trans Alejandra Oyarzún, redondeó que “para nosotras las transexuales sólo sigue siendo incómodo que demos a los vocales de mesa un nombre distinto con el que nos identificamos en la cédula de identidad. Por eso es importante una ley de identidad de género, que nos permita cambiar el nombre y sexo legal en forma rápida, sin burocracias y sin la exigencia de cirugías de readecuación corporal, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, toda vez que estos trámites quedan a discrecionalidad de los jueces”.
Pese a la buena noticia sobre los efectos de las mesas mixtas, el Movilh informó que “en relación a personas transexuales que cambiaron su nombre legal este año hubo serios problemas, pues el Servel no actualizó los datos. Estas personas quedaron registradas con su ex nombre y debieron votar con su cédula antigua. Este error debe prevenirse para al futuro y además debe aclararse de quien fue responsabilidad, si del Registro Civil o del Servel”.
Uno de estos casos fue el que afectó en el Instituto Superior de Coquimbo a la presidenta de la Agrupación de Minorías Sexuales de esa ciudad, Georgina Muñoz. “El 5 de marzo del 2012 recibí el carnet con el nombre de Georgina, por lo que estoy indignada de que no me permitan votar con ese nombre. No es mi culpa de que los encargados de ver eso no hayan modificado las normas”, dijo.
“Georgina, con quien trabajamos desde hace años en forma conjunta, se contactó con nosotros y estamos evaluando la posibilidad de iniciar acciones legales, pues nadie merece ser tratado con un nombre distinto al que le identifica. Eso afecta la calidad de vida de las personas”, puntualizó Dinamarca.
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