En la discoteca perdieron la vida 16 personas. A la fecha los propietarios del recinto aún no piden perdón, pese a que los tribunales determinaron su responsabilidad en el siniestro. Las causas del incendio lograron aclararse judicialmente sólo el 2010, cuando ya habían prescrito las responsabilidades penales.
La Ilustre Municipalidad de Valparaíso, encabezada por el edil Jorge Castro (UDI), izó hoy en su frontis la bandera del arcoíris con motivo del 20 aniversario del incendio de la discoteca gay Divine, siniestro que quitó la vida a 16 personas el 4 de septiembre de 1993 y cuyas causas y responsabilidades fueron aclaradas recién el 2010, tras la intervención del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
La bandera de la diversidad sexual permanecerá por tres días en frontis de la Municipalidad, donde hoy asistieron el alcalde subrogante de Valparaíso, Jaime Varas, el senador Ricardo Lagos Weber, la concejala trans Zuliana Araya y la Corporación Chilena de Prevención del Sida (Acción Gay).
Mientras Araya destacó que «un alcalde de derecha (Jorge Castro, UDI) haya abierto este espacio de poner una bandera dentro del municipio, lo que es un ejemplo para muchas municipalidades del país», la Corporación calificó como «un paso increíble el visibilizar este hecho fatídico que sucedió hace 20 años donde hubo muchos muertos».
Por su lado el Movilh “aplaudió y valoró este gran gesto de la Municipalidad el Valparaíso, el cual sin duda es un justo homenaje no sólo para quienes perdieron la vida en el incendio, sino también para los sobrevivientes y testigos que fueron víctimas de la homofobia policial y judicial durante los primeros años de investigación de este hecho”.
Al izamiento de la bandera, que se extenderá por tres días, el Movilh enfatizó que “falta aún la petición pública de perdón por parte de los responsables de este hecho. Se trata del propietario de la discoteca y su administrador, Nelson Arellano y Arturo Masafierro, en forma respectiva, quienes no pudieron ser sancionados por cuasidelito de homicidio sólo porque al aclararse las causas del siniestro, el 2010, las responsabilidad penales habían prescrito”.
“Llamamos en ese sentido a Arrellano y Masafierro a pedir públicamente perdón. Perdón por haber efectuado instalaciones fraudulentas en la discoteca que provocaron el desperfecto eléctrico que dio origen al incendio. Perdón, por no tener habilitada una salida de escape que hubiese permitido que más personas se salvaran. Perdón por haber ocultado pruebas y antecedentes para dar con la verdad en los tiempos apropiados. Perdón por inventar la falsa hipótesis de un atentado homofóbico, perjudicando el enfoque de las investigaciones y retrasando el conocimiento de la verdad. Perdón, por las trágicas muertes. Perdón y arrepentimiento genuino, que es lo único que puedan dar”, sostuvo la organización.
Proceso judicial
El 23 de marzo de 1994, y sólo a meses de la tragedia, el entonces juez del Séptimo Juzgado del Crimen de Valparaíso, Jorge Gándara, decretó el sobreseimiento temporal de la causa, la cual fue reabierta el 23 de septiembre de 2003 luego de que una investigación del Movilh mostrará que no se habían agotado diligencias claves, como careos entre testigos y eventuales sospechosos, además de no aclararse las causas de la tragedia y sus responsables, ni determinar el número e identidad exacta de víctimas fatales y heridos.
Tras ello, y un fallo del 4 de diciembre del 2009, la jueza del Segundo Juzgado del Crimen de Valparaíso, Patricia Montenegro, aclaró las causas y responsabilidades del siniestro y el número e identidad exacta de los fallecidos y víctimas fatales, sin embargo, el caso fue sobreseído definitivamente, pues las penas habían prescrito.
Aunque existe “responsabilidad de cuasidelito de homicidio respecto de las víctimas del incendio ocurrido al interior de la referida discoteque, en especial debido a la deficiente mantención del sistema eléctrico del local, lo que a juicio de esta sentenciadora habría permitido en el tiempo procesalmente adecuado hacer efectivas responsabilidades, lo que actualmente no es posible, acorde lo dispuesto en el artículo 93, Número 6 del Código Penal (…) se sobresee definitivamente el conocimiento de esta causa por encontrarse prescrita la acción penal”, puntualizó Montenegro en su fallo.
Los fallecidos ascendieron a 16 y no quedaron cuerpos o restos óseos sin identificar. De esos, 14 murieron por carbonización, uno por caída y otro por asfixia. Sus nombres: Andrés Angelo Agüero Bravo, Carlos Roberto Araya González, Hugo Alejandro Beltrán Angel, Julián Pablo Domínguez Elordi, Mauricio Fabián Herran Suazo, Oscar Alfredo Holz Romo, Francisco Segundo Llantén Torres, Gabriel Enrique Martínez Muñoz, Tomás Francisco Osorio Manquien, Luis Rodrigo Quiroz Bustamante, Sergio Requena Chandia, Hans Friz San Martín Pizarro, Víctor Hugo Santander Ibáñez, Juan Luis Tapia Moscoso, Jorge Eduardo Valverde Cifuentes y Patricio Del Carmen Vásquez Ponce.
En tanto, los lesionados sumaron 29, 14 de ellos con registros de atención en el Hospital Van Buren de Valparaíso, mientras que los otros 15 se atendieron privadamente en Viña del Mar.
La verdad del Caso Divine
En esta fecha el Movilh, organismo querellante en el Caso Divine, llamó a la sociedad “a ser enfática respecto a las causas de la tragedia, pues sólo la verdad es lo que dará paz a quienes fueron víctimas del siniestro. El llamado es particularmente importante, pues sigue existiendo un clima que erróneamente hace suponer que las causas de la tragedia no fueron aclaradas”.
En el Caso Divine no hay dudas, ni sospechas, ni falta de claridad. Los propietarios del recinto, encabezados por Nelson Arellano, fueron responsables por cuanto antes del incendio sometieron a la discoteca a diversos arreglos de pintado, carpintería, ornamentación y eléctricos fraudulentos e irregulares que terminaron por provocar el siniestro.
En efecto, en agosto de 1993 se cubrieron las paredes y techos de la zona de acceso de la discoteca con cubrepiso que fue pegado con agorex, elemento de fácil combustión, según los peritos.
Además, antes del incendio se compraron e instalaron nuevos equipos para la discoteca como televisores y luminarias, se agregaron más elementos de audio y se amplió el amperaje de 15 a 30 con cables de 1.5 milímetros y no de 2.5 milímetros, como lo exigía la norma para evitar recalentamientos y eventuales incendios.
Tales irregularidades hicieron que la corriente elevara la temperatura “quemando el forro que cubre el cable y por supuesto cualquier material combustible que esté cerca”. Además, “los cables estaban a la vista” y no cubiertos con plástico corrugado”, puntualizaron las investigaciones judiciales.
La irresponsabilidad de los propietarios llegó al extremo que dichos cambios no fueron notificados, ni informados, además de pesquisarse una instalación eléctrica fraudulenta ubicaba en la pared izquierda de la mampara del primer piso del edificio.
Se trataba de un sistema de fusibles tipo tapón que “fue ocultado a los fiscalizadores para obtener el permiso de normal funcionamiento de un lugar destinado a la atención a público, conducta que en ningún momento previno la posibilidad de provocar un sobrecalentamiento de los conductores eléctricos por una instalación obsoleta y un incendio que causa la muerte de personas al interior de su local comercial”, puntualizó el investigador policial Claudio Alarcón Zamora, quien en mayo del 2006 fue designado en forma exclusiva para el caso, tras una petición formulada por el Movilh a la actuaria Mariana Díaz y al jefe de la Quinta Región Policial de Valparaíso, prefecto inspector Alfredo Jiménez Ogalde.
El cuasidelito de homicidio, establecido por el fallo, queda más claro aún al considerar que la mencionada instalación eléctrica fraudulenta estaba ubicada tras una puerta batiente, la cual “fue retirada del sitio del suceso, con el fin de ocultar la real causa del siniestro, “en forma dolosa”, puntualiza el inspector Alarcón, junto con precisar otra serie de irregularidades.
En tanto, la puerta de escape de la discoteca gay Divine de Valparaíso simplemente no estaba habilitada, de acuerdo a todos los peritajes y careos efectuados tras la reapertura.
“La puerta de escape no sólo estaba cerrada con un pestillo. Tenia una cadena y un candado y, peor aún, se abría hacia dentro, lo que impidió abrirla a tiempo y obligó a bomberos a derribarla. Incluso antes del incendio un bombero le pidió a Arellano que corrigiera este peligro, y no lo hizo”, dijo Jiménez.
Se trata del bombero Carlos Jorge Hernández Valenzuela, quien señaló que junto a su compañero, Enzo Sumonte, “procedimos a darle instrucciones al señor Arellano para que realizara las correspondientes modificaciones de vías de evacuación, argumentándole que esa puerta tenia que estar sin candado, con la vía expedita”.
A la gravedad de estos hechos, se suma la homofobia en las primeras investigaciones judiciales y policiales, a un punto que los sobrevivientes y testigos denunciaron acosos, indagaciones y golpizas en razón de su orientación sexual, lo que además de provocar daños en las personas, alteró el foco de las investigaciones, importando más quien era o no gay que las razones y responsables de la tragedia
El detalle de todos estos hechos se encuentra en el informe “Discoteca Divine, la verdadera historia”.
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Informes que aclararon el caso Divine: